Veranito, salidas, pubs, discotecas... y siempre música alta, por doquier. En invierno también, pero en verano en todos lados. Las personas que no estamos muy acostumbrados a visitar discotecas y pubs, como un servidor, les molesta mucho ese nivel tan exageradamente alto de la música que no sólo imposibilita la comunicación entre los amigos, sino que es, al menos en mi caso, desagradable en sí mismo.
Hoy, navegando por internet, me he encontrado con una noticia curiosa al respecto que puede dar una respuesta al por qué de estos niveles de decibelios en los lugares de ocio:
La música alta en los bares conduce a un mayor consumo de alcohol en menos tiempo, según un estudio de la Universidad de Bretagne-Sud en Francia que se publica en la revista "Alcoholism: Clinical & Experimental Research".
Según explica Nicolas Guéguen, director del estudio, "la investigación previa había mostrado que la música rápida puede provocar un consumo rápido y que la existencia de música frente a su ausencia hace que una persona pase más tiempo en el bar". En relación al estudio actual, Guéguen señala que es el primero que utiliza un método experimental en un contexto real y descubre efectos de la música alta sobre el consumo de alcohol.
Con el permiso de los propietarios del bar, los investigadores manipularon de forma aleatoria los niveles de sonido de la música antes de elegir a los participantes. Después de que el participante observado dejara el bar, los niveles de sonido eran seleccionados aleatoriamente de nuevo y se elegía a otro participante.
Los resultados mostraron que los niveles elevados de sonido conducían a un mayor consumo de alcohol en menor tiempo.
Los investigadores ofrecen dos posibles hipótesis sobre por qué podría ocurrir esto. Por un lado, de acuerdo con investigaciones previas sobre música, comida y bebida, los niveles de sonido altos podrían haber provocado un aumento del umbral que conduce a los sujetos a beber más rápido y pedir más bebidas. Por otro lado, la música alta podría haber tenido un efecto negativo sobre la interacción social en bar, así que los clientes bebían más porque hablaban menos.
"Hemos mostrado que la música ambiental que sonaba en un bar estaba asociada con un aumento del consumo de alcohol. Necesitamos animar a los propietarios de los bares a poner la música a un nivel moderado y advertir a los consumidores de que la música alta puede influir en su consumo de alcohol", concluye el investigador. (Fuente: Hispamp3)
Yo creo que algunos, ni poniéndoles la novena sinfonía de Beethoven, pararían de beber como bestias recias.
Saludos, Mike.
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