miércoles, 23 de julio de 2008

Breves notas sobre la estupidez humana

Teniendo en cuenta que este es mi blog y que por tanto puedo escribir en él lo que me venga en gana, y sobre todo, lo que me apetezca, sin la subsecuente cobardía de tener que eliminar entradas por mi falta de inteligencia, he decidido hablar hoy, recalco, porque me apetece y es mi blog de la estupidez humana, un mal que si bien no afecta a todo el mundo (gracias a Dios), sí que se encuentra de vez en cuando entre algunos pobres mortales.

Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones.
Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación -o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.

La mayoría de las personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas, en otras palabras, insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener ninguna ganancia para sí, sea esto positivo o negativo. Pero aún hay más. Existen personas que con sus inverosímiles acciones, no solo causan daños a otras personas, sino también a sí mismos. Estas personas pertenecen al género de los superestúpidos.

Como ocurre con todas las criaturas humanas, también los estúpidos influyen sobre otras personas con intensidad muy diferente. Algunos estúpidos causan normalmente perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar daños terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras. La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales: del factor genético y del grado de poder o autoridad que ocupa en la sociedad.

Nos queda aún por explicar y entender qué es lo que básicamente vuelve peligrosa a una persona estúpida; en otras palabras en qué consiste el poder de la estupidez. Esencialmente, los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.

Una persona inteligente puede entender la lógica del malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. Desde luego, esto no es justo, pero es racional, y si es racional uno puede preverlo. Con una persona estúpida esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida os perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.

El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Hay que tener en cuenta también otra circunstancia: la persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario de todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora.

Con la gualda sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente.

Por tanto, podemos establecer las leyes fundamentales de la estupidez humana tal como sigue:

  • La Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.
  • La Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.
  • La Tercera Ley Fundamental: Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.
  • La Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.
  • La Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado.
(Resumen y adaptación del ensayo "ALLEGRO MA NON TROPPO" de Carlo M. Cipolla)

Ya por el siglo XVIII debía haber engendros similares a los referidos aquí porque, con buen criterio, el señor Voltaire dejó por escrito que La estupidez es una enfermedad extraordinaria, ya que no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás.

Esta entrada va dedicada, no a los idiotas o estúpidos, que dudo mucho tengan el suficiente nivel intelectual como para comprenderla, sino a todos aquéllos, entre los que me incluyo, que tenemos la desgracia de sufrir los desvaríos y embistes de alguno de ellos.

Próximamente os hablaré de cómo actuar y pisotear a los demás a través de mentiras, insultos y falta de educación para conseguir un imposible: intentar aparentar por envidia lo que nunca se podrá ser.

Un mentiroso.

1 comentario:

Ada.. dijo...

muy buena , Mike, muy buena....

me lo he pasado muy bien leyendo este post, deseando la próxima entrega!

besos!

Ada..